CARTA A LAURA CÓDEGA — Santi Sorter

Victorica
4 min readMar 28, 2024

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Una bella y enérgica creativa publicitaria se debate entre el amor de sus dos amigos, un dramaturgo y un pintor, que le gustan por igual. Para sellar el asunto, deciden hacer un pacto: vivir los tres juntos, sí, pero dejando la intimidad de lado.

Te comparto este argumentito primero porque hoy no sabría empezar de otra manera, y mi estrategia por defecto es cartonear, o deglutir, o canibalizar, y ver después cómo sigue, y segundo porque el título de la obra que describe me revolvió los sesos mientras leía texto de Segunda época n°1 (2018), esto es, “Expectativa en el diseño”. No vi, ni leí, ni sabía muy bien de qué se trataba Design for living hasta que lo googleé hace un ratito, pero el título eligió imponerse en repeat por alguna razón más allá de mi control. Y dije: dale, por qué no. Expectativa en el diseño / Design for living es un díptico que no elegí, al menos no conscientemente –tampoco sé si elijo decir empanadas cuando estoy pensando en medialunas, más bien diría que nunca pude evitarlo– pero por eso mismo, ahí voy.

La protagonista de la obra de Noël Coward, tironeada entre dos opciones, diseña un plan que le permita quedarse con la chancha y los veinte. El plan es un pacto, y como en cualquier pacto hay que renunciar a algo a cambio; en este caso culear, que sería lo más jugoso del asunto, y tiene sentido, porque en la letra chica de cualquier trato con el diablo se aclara que el acuerdo, en realidad, es una estafa. Quizás lo traigo a colación porque en Expectativa… cuando hablás de burlar al pánico, lo pintás como un diablillo con las tetas afuera sacando la lengua. No sé. O quizás porque tu texto me descolocó y me encantaría ofrecerte alguna cosa a cambio de esta incomodidad fantástica que me dejaste, y el argumento de Design for living (que me vengo a enterar en español se llama Diseño para mi vida) me hace pensar en otras obras que sí leí y me encantan, como Enoch Soames o La piel de zapa, en las que artistas desesperados acceden a una oferta demoníaca para tener algo de paz, con espantosos resultados. Y sería tan, pero tan tentador que la cosa funcione y ya, pero en todos los casos se descula que la calma es estéril por sobre todas las cosas.

Un poco como este título mientras te leía, casi todos los días en algún momento se me viene a la mente, sin aviso, una frasecita de Horacio que creo que Rousseau en alguno de sus ensayos la usó de epígrafe: decipimur specie recti, somos engañados por la apariencia de lo correcto. Y como respuesta automática siempre se le acopla otra frase, con el mismo verbo, que retruca, mundus vult decipi, el mundo quiere ser engañado.

Lo correcto es efectivamente una forma de engaño. Y no me parecen malos los engaños. Me encantan los engaños, las estafadoras y las mentirosas y las ferias y las pseudociencias. El mundo quiere efectivamente ser engañado: me fascina que elijamos hacernos engatusar por puro placer. Desde muy muy chico me creían todo lo que decía, porque desde muy muy chico supe ocupar un lugar de saber, mejor dicho, el lugar correcto y validado de saber. Si sos un varón blanco que se saca diez en todo y que habla como si supiera de lo que está hablando, es muy difícil que no te crean. Y así empecé a divertirme, sondeando hasta dónde podía sostener la farsa en un exoesqueleto de lenguaje académico y buenas maneras.

Y ahora que te leí ya no sé si me da tanta gracia. ¿Cómo le hago? La respuesta más fácil es seguir escribiendo, con la fe de que algo salga, porque creo que no es solamente expectativa, es algo así como fe. No siempre, pero muy a menudo las religiones trabajan con un elemento contractual: si hago esto, ocurrirá lo otro. Es una fantasía que ayuda a transitar el caos: si no piso el borde de las baldosas la abuela no se muere, si me porto muy bien recibiré una galletita. Si sigo escribiendo algo saldrá: es un diseño para mi vida.

Pero no me convence. Si fuera un legítimo artista del engaño, tendría más en claro a quién quiero estafar. ¿Cómo le hago para que lo correcto deje de ser mi instrumento y pase a ser mi víctima? Vos sabrás. O no, pero gracias por meterme la duda.

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