EL CUADRO MÁS LINDO DEL MUNDO — Francisca Ulloa

Victorica
6 min readAug 1, 2023

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Este cuadro de Luis Ouvrard me parece el cuadro más lindo del mundo. Estoy segura que es porque me hace acordar a uno de los primeros murales complejos que quedaron de la antigüedad, este:

Obvio que hay más diferencias que cosas parecidas. En realidad lo único parecido es que los peces, bah y los delfines, están acomodados a la altura de los ojos. A mi, no sé por qué, el movimiento de cosas submarinas me parece algo muy bello de pensar. Como un lugar donde las cosas pueden estar acomodadas como quieren, pero que también se puede seguir el recorrido que van a hacer en el espacio. Es previsible por cómo se mueve el entorno y cómo se acomodan lo que suponemos que son las corrientes. Es la espontaneidad en lo espeso.

El mural viejisimo me gusta tanto que decidí ir a Creta. De Ezeiza a Madrid (12hs) de Madrid a Roma (4hs) de Roma a Grecia (3hs) en el Aeropuerto de Grecia dormí en un asiento que no se le bajaba la manijita (14hs) de Grecia a Creta (1.40hs). Cuando estaba llegando el avión amaneció sobre el mar y se iluminó toda la isla desde arriba. Llegue a la parada del bondi 30 minutos antes de que pase. No había ningún otro turista, y todos los griegos se fueron bajando mientras yo seguía en mi asiento. En el final del recorrido me bajé y vi que todas las tiendas de souvenires (Grecia está lleno de estatuitas de dioses hechos en yeso y cuerpos hegemónicos de Hollywood) estaban cerradas y llenas de polvo. Busqué la fila, pero no había ninguna fila. Cuando me estaba desesperando apareció una señora y me señaló un molinete y me cobró un par de euros. Ahí me rescate que ya había llegado, y que era la única persona que había ido.

Recorrí todas las ruinas del palacio buscando el mural pero no estaba. Al final me encontré con un grupo de arqueólogos que estaban trabajando en conservación y me dijeron que el mural estaba cerrado porque lo tenían que arreglar. El fresco estaba en lo que era el baño de la Reina. Bah en realidad el megaron de la Reina que es algo así como el ancestro de los templos griegos, donde se recibían huéspedes y se honraba a los dioses. Al principio se creyó que era un baño porque confundieron un sillón con un inodoro. Para llegar a esta sala había que bajar unas escaleras que fueron hit de la arquitectura minoica y que ahora se estaban arreglando. Así me quedé a dos metros de los 17 mil kilómetros que antes me separaban e igual no lo ví. Casi lo mismo me pasó con Ouvrard pero en pequeña escala. Me tomé un bondi a San Telmo para ir a Calvaresi y había un montón de cuadros de vaquitas y vegetales medio sepia pero del cuadro de peces nada. Ahí me contaron que ese cuadro en realidad lo estaban exponiendo en Rosario.

El mural me gusta tanto porque la civilización minoica me parece algo hermoso. Fue de las pocas civilizaciones de la Edad de Bronce que no tenían murallas. Considerando que esta fue una de las etapas más violentas de la historia de la humanidad — leí en algún lado que habían 17 mujeres por cada hombre porque estos se peleaban a muerte todo el día — la falta de murallas es una invitación. Obvio que es porque era una isla, y que encima manejaba una Talasocracia superpoderosa así que era medio inimaginable que alguien los ataque. Aunque después sí pasó. Para nosotros, la fundación de la cultura occidental es la guerra de Troya, justamente los que también terminaron con los minoicos. Entonces, si la fundación de nuestra forma de vida parte de una guerra, el mural de los delfines puede ponerlo en otro lado. Que entre el mural y la ilíada lo que encontremos sea una desviación.

Dicen que el palacio de Knossos tenía lugares específicos para almacenar la comida y después repartirla entre la gente. Que estaba lleno de murales y colores, y hacían muchísimas fiestas. Tan alejado de los bloques macizos y sombríos de la Edad Media y jesús mirandote ensangrentado… El deporte oficial de los Minoicos era hacer acrobacias arriba de un toro. Creían que a la fuerza de la naturaleza se la conquistaba con la belleza. Cuando llegaron los Micénicos (que fueron los griegos que pelearon Troya) todas estas formas orgánicas fueron desapareciendo y las reemplazaron formas geométricas como triángulos, cosas de oro y color negro.

En el cuadro de Ouvrard las flores son más grandes que las del fresco. Mucho más grandes, protagonistas. Los peces miran todos para el mismo lado, no tienen esa forma orgánica de los delfines. Incluso son medio mojarritas gigantes. Pero si no estuvieran el cuadro no sería un pantano, no habría agua, por eso son fundamentales y le pelean el puesto de protagonistas a las flores. Están en contra de la corriente del dibujo directamente. Las plantas tienen hasta raíces, y los peces, en vez de ser un objeto extraño, parecen deslizarse entre medio. Si miran arriba a la izquierda, hay un pez que tiene una línea borrosa que lo atraviesa. El cuerpo está partido en dos y está un poco descolocado como cuando uno mete un palo en el agua y parece torcido. Es un microdetalle pero gracias a ese pez es más fácil ver que adelante también están esas líneas y que en realidad son reflejos suaves del agua y no marcas de una tela vieja. También se nota ahí por qué hay peces de perfil, como si tuvieramos antiparras y pudieramos ver por abajo de la línea que separa el mundo submarino del aire. Es hasta un poco gaseosa la imágen, como si estuviera flotando en su propio mundo. Supongo que Ouvrard miró mucho tiempo en su cabeza para hacerse esta imágen que flota sobre la realidad, o quizá él sí tuvo la suerte de ver el mural de Creta y quiso pintar así algún arroyito que se acordaba.

Yo pensaba antes que lo único inevitable era el sufrimiento, donde no hay cuestión de perspectiva. A la línea de tiempo de la Historia la trazaba la guerra, el hambre, los desplazamientos y las masacres. A la literatura, como un montón de libros cocidos a través de la violencia. Hasta que el otro día estábamos en un taller sobre Hudson y leímos un relato que empezaba cuando él sin querer se pega un tiro en la pierna. A lo largo de toda su anécdota, la única referencia al dolor físico fue la mención de una alucinación. Después nada más, se concentra en el ruido de los pájaros, en una víbora super venenosa que duerme con él sin picarle, en las moscas que lo sobrevuelan como única compañía, en las decisiones apuradas y un poco absurdas del amigo que tenía que ir a buscar ayuda. Nunca dice me quemaba el agujero de la pierna como si se me estuviera vaciando la sangre. Cosa que supongo que pensaría si tuviera una bala ahí adentro. Creo que estas personas, el anónimo artista del mural, Ouvrard, Hudson, tienen la capacidad esencial de distraerse. Digo distraerse, como moverse en algo un poco espeso con los ojos en cada costado en vez que mirar directo al frente.

Hace poco leí un texto sobre perspectivismo que decía una idea muy simpática que era algo así: para el jaguar la sangre es como para el humano una cerveza, para el bicho el barro es como para el humano el paisaje más hermoso. Entonces, quizá en este traspaso, más que distraerse hay una actitud de abstraerse en estos pequeños mundos pantanosos y animales. Hay en lo estático un montón de movimiento, unx puede sentir que pasan cosas sin que estén pasando. Los ojos de los peces te miran, pero igual se mueven para adelante. Hudson capaz se muere, pero igual los pájaros cantan y él escucha.

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