Por primera vez, Fernanda Laguna hace cuadros abstractos, programáticamente abstractos, evitando la mas mínima sugerencia de figuración o representación. Pero cada uno de estos cuadros contiene un mensaje. La artista no hace un secreto de que aquí hay una escritura cifrada; sí mantiene en secreto cuál es el mensaje. Sólo dice que es “el mensaje de las formas”: en lugar de palabras o figuras, las que transmiten
el mensaje son las formas, y las formas han salido de una busca laboriosa de contornos, colores, relieves, perspectivas… Si se le pregunta si cada cuadro transporta un mensaje diferente, dice que así es. Pero cuando se deja llevar habla, soñadora, de “El Mensaje”. Quizás no hay contradicción, y todos los mensajes distintos significan un mismo mensaje. Misteriosa, la Mensajera no quiere entrar en detalles; prefiere insistir en las dificultades técnicas de lograr una verdadera abstracción, que no remita a nada que exista en el mundo, ni siquiera a cuadros abstractos. Su triunfo, hasta ahí, es completo. Pero su ambición es mayor: los suyos son cuadros abstractos con un mensaje. Y como la premisa dogmática de abstracción excluye la representación de signos, el resultado sólo puede lograrse con la invención de un género nuevo, nunca visto antes. El mensaje genera las formas, que no obedecen tanto a la voluntad o las preferencias estéticas del artista como a una necesidad interna de la comunicación secreta. Son formas “impensadas”, y no podría ser de otro modo porque el pensamiento es representación y figuración.
El mensaje existe, y es secreto. Está oculto en el rompecabezas mágico. Pero también hay una historia, que complica la operación y la lleva a otra dimensión. Porque la artista les confió el secreto del mensaje a tres amigas suyas, que aceptaron la consigna de transmitirlo a su vez cada una en una obra, cuidándose de usar sólo el lenguaje de las formas. Debían revelar, pero sin decir ni mostrar. Y al mismo tiempo debían decir y mostrar, sin revelar. Como en los cuentos de hadas, la misión de las Tres Amigas era tan difícil que parecía como si no pudiera llevarse a cabo sin una intervención sobrenatural. Pero no fue necesario. En la abstracción, lo difícil se vuelve fácil, lo oscuro claro, lo opaco transparente. El Mensaje ya estaba actuando y ahora empieza a difundirse, sin dejar de ser secreto, entre nosotros.
Sobre la muestra El mensaje de las formas, de Fernanda Laguna; junto a Vir Negri, Mariela Scafati y Alina Perkins. Galería Miau Miau, abril-mayo de 2009. El presente texto es la transcrpción de la hoja de sala.
