LAS BOTITAS ANIMADAS DE MÓNICA HELLER — David Pitucardi

Victorica
4 min readSep 23, 2024

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La muestra de Mónica Heller instala en la Galería Piedras una realidad no demasiado lejana a la nuestra, una posible línea evolutiva de la vida en el planeta.

En el mundo de Heller los materiales están organizados de una forma ligeramente distinta. El cuerpo humano, sus órganos y las pantallas (que son una extensión de nuestro cerebro) aparecen como una caricatura, como una versión apenas más grotesca (o quizás grotesca en un sentido diferente), de la realidad en la que estamos inmersos.

Hay pinturas, esculturas y videos. Estas tres disciplinas se cruzan y engendran diferentes especies de obras. En todas está la presencia fantasmagórica de la animación.

Esculturas hechas con pantallas, una secuencia de fotogramas pintados sobre papel, pinturas de cielos con nubes en forma de intestinos que podrían ser perfectamente fondos de dibujos animados, esos que pasan por detrás de los personajes en loop y los hacen parecer que se mueven de una escena a otra, gracias a la magia del cine animado.

Está la magia de la animación: la ilusión de hacer parecer vivas a cosas que en realidad no lo son, el movimiento simulado a partir de imágenes fijas creadas por un ser humano. Se necesita un cierto artificio, un manejo de las condiciones percibidas para que las imágenes cobren vida en nuestra mente: la persistencia retiniana es la capacidad que tiene el espectador para retener una imagen después de que ha sido retirada de la vista y darle continuidad en la siguiente imagen, ligeramente distinta de la anterior y la siguiente.

Un personaje aparece flotando en un camino y se dirige a la cámara. Se acerca, se aleja, no parece avanzar, solo jugar alrededor de la senda. “El espíritu del tiempo” es el título de la obra donde lo temporal se vuelve espacial, al desplegar sobre una pared de la sala los fotogramas pintados sobre papeles, que generarían la ilusión de movimiento si los viéramos proyectados en secuencia. El personaje, como muchos de los creados por la artista, parece una caricatura (cartoon).

La caricatura animada nace con el cine, y su edad de oro comienza en los 1930s,cuando se popularizan personajes como Betty Boop y Mickey Mouse. Pero mucho antes, en 1917, el caricaturista y animador italo-argentino Chirino Cristiani realizó el primer largometraje animado, llamado “El apóstol”, donde caricaturizaba al presidente Hipólito Yrigoyen, quien, según cuentan (se perdieron todas las copias ), tiraba rayos a Buenos Aires volando desde los cielos. Las caricaturas permiten tratar ciertos temas con liviandad y distancia, o manifestar pesadillas y violencia con tono de juego. Personajes a mitad de camino entre los humanos y las cosas.

Dibujos de Chirino Cristiani

Los personajes de Mónica Heller me dan un poco de miedo. Parecen inocentes, pero también carentes de sentimientos o moralidad. Existen y están vivos, pueden moverse por el mundo, y accionan secuencias como autómatas creados por un científico loco o alquimista.

En una esquina de la sala, elevados, hay 3 magos reunidos. Sus caras son verdes y sus sonrisas son muecas que me hacen acordar a las máscaras del teatro. Están uniendo sus dedos índices, como si fueran a realizar un conjuro. Pienso que de la ilusión que creen dependerá la realidad de estas criaturas.

El título de la muestra es: Las botitas que todxs temen todxs quieren. Me gusta y me lo quedo pensando. ¿Qué significará? ¿Qué cosas tememos y queremos?

Quizás refiera al miedo que puede darnos concretar nuestros deseos y tener que pagar el precio. Cuando la fantasías se hacen realidad, cuando pasan del mundo de las ideas al mundo de las cosas, lo hacen de forma grotesca.

Como cuando Aladino frota la lámpara del genio: los deseos, cuando se cumplen, traen un reverso, una dimensión inesperada. Cuando deseamos pensamos de forma unidimensional. Se nos escapa que existen múltiples posibilidades. La forma que puede tomar un deseo es misteriosa y está más allá de toda anticipación: el hechizo llega hasta ahí, después, que pase lo que tenga que pasar.

La muestra, creo, también trata sobre el cuerpo, una máquina de vivir experiencias. Son tantas las posibilidades que nos parece absurdo vivir una sola. Hay muchas maneras de atravesar el mundo: hay gente a la que le cuesta la realidad, otra parece tener la piel más gruesa para lidiar con lo hostil: se calzan las botitas y asumen los riesgos.

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Las botitas que todxs temen todxs quieren, de Mónica Heller, con curaduría de Alejo Ponce de León, puede verse en galería Piedras de miércoles a sábados de 14 a 19. Perú 1065, San Telmo.

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