Sobre algunas obras en la casa de Bruzzone (V) — Juan Francisco Masabeu

Victorica
3 min readJul 27, 2022

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Fuimos a la casa de Bruzzone con la consigna de escribir sobre alguna obra de su colección. Eran tantas que mi falta de convicción, a último momento, descansó en “Mis épocas”, de Guillermo Iuso. Un cuadro con una especie de tutti frutti sobre las implicancias de vivir. Pregunté quién era este artista y me prestaron un libro con sus obras editado por Mansalva. Por lo pronto creería que, ante todo, Iuso es un cronista.

“Mis épocas” estaba colgada en una pared detrás de una escultura, cerca del piso, al costado del ingreso a la cocina. Parecía escondida, como otra obra de Iuso: “Mi hemorroides cumple 7 años”, en la oficina de Gustavo, ubicada detrás de la puerta. Un retrato de su culo que muestra al detalle las hemorroides a las que refiere el título. Bruzzone dice que es un alarde de sinceridad y estas obras de Iuso en su casa parecen estar siempre detrás de otra cosa; como lo obsceno, que aguarda detrás de la escena y no puede mostrarse.

El libro me confirma que estoy ante un artista de la taxonomía y de la dicha por la nomenclatura de cada uno de los actos vitales. De los más promiscuos, incluso. Tienden a lo explícito, gozan de cierto efectismo de los titulares de noticias. Mandan al frente un tras bambalinas bien detallado de lo que le gusta y lo que le hace mal.

Iuso además hizo cosas muy distintas al resto, como gastarse casi seiscientos mil dólares entre los 13 y los 33 años o pedirle a una especie de súper tía financiera que le banque su carrera como pintor. Casi todo lo que le pasa lo escribe y lo pintarrajea con fibrones. Le da espacio a un derroche pornográfico. Distribuye anécdotas en mapas extensos que organiza poéticamente por casilleros, sin desprenderse de su afán contable: literatura y contabilidad. Sus crónicas tienen algo muy lindo en el armado, en su manufactura del género. Parecen salidas de la escuela primaria.

De “Mis épocas” se distinguen categorías irrisorias con las que administra algunos datos de todos los días: ahí se ordena el tiempo, se deja constancia de la plata que gasta, su capacidad de disfrute, el puntaje sobre cómo le gustaría vivir.

En el catálogo de la muestra Infieles en el Museo del libro y de la lengua, a la mención del artista le sigue una cita de Macedonio Fernandez que dice: “La popularidad y la autobiografía o la confesión biográfica son las dos oportunidades más logradas de ocultarse”.

Contar todo todo el tiempo podría hechizar lo disperso y encontrar los contornos de un desparrame. Armar un placard para un montón de cosas y guardar la rutina en muchos cajoncitos. Encorsetar la vida que se vive.

Dos meses llevo usando plantillas nuevas en los zapatos. Sibila les dice prótesis correctoras; son acolchadas y suaves, aún así mis pies se están acostumbrando a su forma.

Apoyar distinto se siente como extranjerizar el piso de los pies, volver ajeno los unos a los otros y algo de esa pisada me pasa con estas obras: también corrigen mi postura y vuelven distinguidas las cosas conocidas. Me entorpecen la marcha, se me dobla el tobillo algunas veces.

Un arte ortopedia; ahora pienso que Iuso es un ortopedista y que sus obras son plantillas para la postura.

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